15 March 2006

Mi historia: Viaje a Burundi (SP)


Hola chavales, ya estoy de vuelta,
(English version follows)
Me habéis preguntado casi todos como esta marcos, que tal le va, que hace allí y como esta aquello, pues he aquí unas líneas, complementarias a las que el habitualmente escribe, recien llegado de Burundi.
Marcos esta bien, trabajando duro, con su diligencia habitual, optimista, y haciendo un trabajo excelente para ayudar a esa gente que de verdad lo necesita.
Lo veis en un par de fotos que mando. Me manda recuerdos para todos, que daré personalmente, pero que mejor vayan por adelantado en este email teniendo en cuenta mi poca memoria.
Todos los días lo acompañe a la cooperativa "Umubango" (que significa "juntos" en Suahili). Un proyecto de JRS (Jesuit Refugee Service). Como ya sabéis la mayoria, intenta Marcos que esta cooperativa, en la que trabajan unas 50 personas, llegue a ser autosuficiente, y que no necesite a final de cada mes de una inyección adicional de dinero para cubrir perdidas. El termino autosuficiente ha de ser entendido no solo como autosuficiencia económica si no humana (esto significa enseñar, cambiar mentalidades y formas de ver las cosas). La tarea es dificilísima, porque los medios son muy escasos. Baste decir que en el poblado (el campo de refugiados) no hay instalaciones de luz y agua, y el molino, sin ir mas lejos, ha de ser diesel, por ejemplo.
Las necesidades básicas de la gente no llegan a estar cubiertas, si bien no vimos desnutrición, a todas luces si había malnutrición.
El poblado del campo de refugiados (son refugiados Borundeses que huyeron de las montañas inseguras durante la guerra civil y vinieron a instalarse a las afueras de la capital) es un enjambre de niños que corren y juegan y no dejan de repetir una y otra vez "musungo" (blanco en suahili) nada mas verte.
"musungo, musungo, musungo", no dejas de oír a los niños decir a donde quiera que vayas. Le cogí cariño a la palabra. Les encanta tocarte, darte la mano, y jugar con los pelos de tu brazo, por que ellos no tienen, y lo encuentran gracioso, y sin mucha dificultad una vez que tienen confianza, colgarse literalmente de tus brazos mientras no dejes de reír. Harapientos, descalzos, y lo más probable no bien nutridos, se alegran cada vez que te ven. Los "musungos" somos bichos raros.
Después de una semana conseguí hablar con bastante confianza con alguna gente, por ejemplo Zuberi, el responsable del molino. Te da la mano y utiliza la izquierda para apoyar el antebrazo derecho mientras estrecha la tuya, es un símbolo de respeto. Luego, mientras habla contigo, no suelta tu mano. La primera vez te choca, luego te acostumbras, y te alegra que la conversación discurra dándose las manos, tienes la impresión de que eres un poco mas como ellos. No dejas de ver parejas de la mano, siempre hombres, así por ejemplo no es raro ver a las parejas de policías, con los temidos kalashnikovs al hombro, ir de la mano. Esto sólo entre hombres, no se ven muchas parejas de la mano. Como si los sentimientos entre parejas de diferente sexo fuesen tabú y debiesen ocultarse.
Zuberi vivió en Tanzania, luego se paso a Burundi, y como el resto, huyo de la inseguridad y de la miseria de las montañas para bajar a la ciudad buscando la fortuna. Habla cinco idiomas con fluidez, de los que solo os puedo nombrar el suahili, el kirundi y el francés. Me decía que en Europa podemos poner algún dinero cada mes una cuenta en un banco, para, al llegar a mayores, tener algo ahorrado. A el no le llega a final de mes para pagar la comida de sus hijos y mujer. Vive en una casa de adobe, de unos 4 por 4 metros, donde a buen seguro no habrá más que un par de colchones y una esquina para cocinar algo.
Hay mujeres trabajando duro por todos sitios, y al mismo tiempo llevando su niño a cuestas. Los niños son llevados a la espalda, con su pequeña cabeza sobresaliendo, algunas veces durmiendo y la mayoría sudando, envueltos con un pañuelo de vivos colores a la espalda de la madre. Algunas veces te preguntas si solo las mujeres son las se encargan de los niños, de la tierra, de la casa, todo...
El sol pega duro todos los días, muy arriba siempre, te hierve la cabeza, y por supuesto acabas por quemarte. Lo primero fue mi brazo derecho, tanto ir en coche con la ventanilla bajada y el brazo apoyado, no tardo en caerme la piel. A ellos les explicaba que esa "c'est une musungo-maladie" (es una enfermedad de blancos) que te pongas rojo como un tomate y luego te caiga la piel.
Íbamos siempre de un lado a otro en el coche de Marcos, una pick-up en la que siempre íbamos un montón. Mas tarde cuando ya se acercaba la noche, la furgoneta era imprescindible por cuestiones de seguridad. Pocos caminan en la oscuridad, y menos los musungos. El riesgo es demasiado alto.
La situación en el país es aparentemente tranquila, hace dos años que se ha acabado la guerra, pero como todos los cooperantes no dejan de repetir:
"Aquí tenemos que estar preparados para que mañana puedan empezar las trifulcas"
Desde luego kalashnikovs no faltan. Todos los policías y militares llevan uno, y no hay pocos. Impone los primeros días, luego te acostumbras, además parece que van preparados para lo peor, ya que llevan varios cargadores llenos atados al arma, como si uno solo pudiese resultar escaso en ciertas situaciones. Mas tarde me entere que el kalashnikov es un arma muy sencilla, muy duradera, y muy fácil de manejar, perfecta para todo tipo de enfrentamientos. Por eso tiene tanto éxito en los países pobres en vías de desarrollo. Barata y fácil y sencilla. Pensar en como cada uno de esos kalashnikovs llego a las manos de su dueño, solo me llevaba a pensar en las mas truculentas historias que a buen seguro no alcanzaban la realidad.
Los cooperantes que conocimos son gente increíble. Rosario, Lis y German sois sencillamente cojonudos, la hostia vamos. Nos recibieron con los brazos abiertos, tanto ellos como los franceses. Gente muy maja que esta dando mucho por ayudar a otros. Como Marcos, radian optimismo, sencillez, y buen corazon y buen humor en todo momento, justo de lo que en ocasiones estamos escasos en nuestro continente de la abundancia. De ellos oímos historias de campos de refugiados en Tanzania, Dictaduras en Ruanda, enfrentamientos étnicos en Burundi, expolio de recursos naturales en el Congo, inseguridad en Kenia, el papel del impresionante despliegue de la ONU en Burundi (a pesar de que solo quedan 6000 soldados de los 40000 iniciales), tensiones en Darfur -el Chad-, y Costa de Marfil, y muchas otras historias para no dormir, que te acompañaban a veces de noche, cuando el calor al que no estabas acostumbrado te despertaba.
Tuvimos tiempo de reflexionar sobre cosas sobre las que nunca pensarías si no estuvieses allí, al lado del cotarro. No quiero a este respecto dejar de mencionar ciertos detalles.
Si bien el papel de la ONU es necesario, el como son llevadas a cabo ciertas misiones dejan mucho que desear. Las fuerzas de la ONU desestabilizan en cierta medida el país. Quizás sea el precio que hay que pagar. No lo se.
Pero sin lugar a dudas la historia del Coltan (cobalto-Tantalanio) es la que mas me impresiono. Todos nuestros móviles y laptops poseen Coltan en sus semiconductores, digamos un nuevo material. Por este Coltan -entre otras cosas- mueren al mes entre 10 y 30 mil personas en el Congo, y yo y tantos otros como yo, no solo estamos tan tranquilos si no que no teníamos ni idea de eso. La gente se hace mil kilómetros a pie y en bicicleta para vender un simple kilo, y la selva congolesa es devastada.
Historias de luchas étnicas donde Tutsis y Hutus no acaban de llevarse bien, y que provocan tensiones que pueden llevar a lo peor. Lo que una vez mas me lleva a pensar que la verdadera enfermedad pandémica de la humanidad es chauvinismo y el patrioterismo que establece diferencias entre la gente por cuestiones culturales, muchas veces artificiales, y que siempre lleva a promover los beneficios para unos pocos. Y así nos encontramos con guerras -que también las hubo y gordas aquí, y de las que debemos aprender algo-, enfrentamientos, colonialismo y nacionalismo excluyentes.
Son ellos los que se tienen que sacar las castañas del fuego, pero la colonización responsabiliza a varios países europeos de una ayuda a estas gentes que siempre es escasa.
Ya por ultimo, encontré a otro gallego en Burundi, como no podía ser menos, además se llamaba José. Apurando un par de cubatas en casa de una cooperante vasca -porque antes de las doce tienes que estar en casa debido al toque de queda-, me contó como va de un lado para otro en su moto de trial, atravesando desiertos y selvas, y sacando fotos aquí y allí para France Press, fotos que a buen seguro muestran miseria, guerra, elecciones corruptas, pero también, las sonrisas de las gentes, los colores de vestidos, toda la belleza ese país en el entro de África, con forma de corazón que es Burundi, que me conquisto por unos días, y en el que a pesar de todo, existe esperanza, y mucha, de que las condiciones de vida de esta gente mejoren, lo que no quiere decir que se parezcan mas a las nuestras, que al fin y al cabo es la forma de vida de otro mundo, que no es el nuestro.
Aterrizando hace unos días en Ámsterdam me apeno un poco dejar de ser un "musungo",
Kwa heri (hasta luego en suahili)
Jose
Notas finales:
Si quereis saber algo mas de lo que se cuece en África, "Hotel Burundi", "La pesadilla de Darwin", "El jardinero Fiel" y "Nowwhere in Africa" (Nirgendwo in Afrika) son buenas películas.
"Ébano" de Ryszard Kapuscinski y "El sueno de África" de Javier Reverte, son también libros recomendables.
En cuanto a la situación política-social-económica "Human rights watch", o "Amnisty Internacional" or son buenas fuentes.

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